HERMANDAD DEL SANTÍSIMO CRISTO DE LA EXPIACIÓN Y MARÍA STMA. DE LA VICTORIA
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PREGÓN DE SEMANA SANTA
(D. JOSÉ MANUEL GUILLÉN BARROSO)
Campanario, 15 de Abril de 2011

Vengo de romper distancias

 A la vez que pido la venia

 Para subir a este atril

 En esta tarde abrileña

 Colmada de nervios,

 De ilusiones y de espera.

 

 Vengo rompiendo distancias

 Si ustedes así lo quisieran

 Para hacer que por un día

 Dos villas se unieran

 Por las palabras de este joven

 Que de sobra sabe que no es poeta

 

 Vengo de romper distancias

 Para traerles la esencia

 Del aroma del incienso

 Y de la cera que chorrea

 Consumiéndose lentamente

 Como una gran candela.

 

 Vengo de romper distancias

 Para contarles que llega

 Tiempo de costales, morcillas

 De faja y trabajadera

 Del incienso y el clavel,

 Del llamador y la mantilla.

 

 Vengo rompiendo distancias

 Que la Semana Santa despierta

 Y nos trae la fragancia

 De la azucena que florea

 En el encalado arríate

 De una encantada plazoleta.

 

 Vengo desde Fuente de Cantos

 Porque esa es mi tierra

 Para susurrarles al oído

 Que ya se acaba la espera

 Que ya suenan las saetas

 Por calles y plazuelas,

 

 Desde Fuente de Cantos os traigo

 A la Paz de mis venas

 Rodeada de mujeres, mujeres y costaleras

 Y os traigo los aromas

De una pradera que se llena

 Allá por el mes de mayo

 De amapolas y casetas,

 De cantes y carretas

 Y desde allí os traigo

 Espadañas blancas y esbeltas

 Y os traigo los colores

 Del manto que pasea

 La Hermosa de mis amores

 Que es Madre de Dios y nuestra.

 

 Toma Campanario

 El alma de mi tierra

 El color de sus campos

 Y el olor de la siega

 Toma todo mi pueblo

 Pero tú dame la fuerza

 Para pregonar esta noche

 La semana de la grandeza

 

     Hermanos Mayores, Juntas de Gobierno, Párroco de Campanario, Alcaldesa, pueblo de campanario, amigos y amigas todos en Cristo, buenas noches.

 

    Es para mi un gran honor, a la vez que un reto, el poder estar esta tarde ante ustedes, para ensalzar este tiempo de emociones para los que nos encontramos aquí. Emociones que es difícil poder encontrar la palabras para poderla definir.


     Cuando me llamo Josema, para comunicarme que me habían elegido pregonero de la Semana Santa de vuestro pueblo, me quede perplejo, porque a pesar de haber dado ya dos pregones pensaba que no iba a dar ninguno más, pero casualidades de la vida aquí estoy. 

     
     También he de decir que no dude en aceptar porque tenía tantas ganas de volver a escribir que vi la oportunidad para volver a coger la pluma y el folio.

 

     Sin embargo se que este cargo lo debería ocupar una persona de aquí por eso quiero agradecer al pueblo de campanario el permitirme dar este pregón, en especial a mis amigos de la Hermandad de la Expiación.

 

     Antes de seguir quiero dar las gracias también a todos los que se han desplazado para estar conmigo.

 

     Mis padres por la vida que me han dado y por enseñarme el camino de la vida. A mis amigos por ser la piedra donde me apoyo en los malos momentos. A mis abuelos y aquí me paro, y me paro porque verdaderamente hay que hacer una mención por ser el ejemplo a seguir en todos los sentidos, por ser esa voz sabia que me ha guiado en mi caminar, porque a pesar de los años y los achaques de la edad siguen estando día a día al pie del cañón, por demostrarnos que las grandes cosas y los grandes problemas se superan, porque aunque tengan las manos llenas de dolores siguen utilizándoles para hacer todo lo mejor por los suyos, por hacer que los sintamos no como unos abuelos sino como unos padres.

 

     Cuando me puse a escribir, a desempolvar como ya he dicho el tintero y los folios tan blanco como mi Paz, no tuve más remedio que acudir a Ella, a Maria, a la Señora, a pedir esa luz que me indicara por donde tenia que hacer mi pregón, para hace que afloraran en mi los mejores sentimientos. Y volví a pedirte

 

 

 

 Vuelvo a pedirte Señora

 A ti que con mil nombres llamo

 Que seas Tú la ESTRELLA

 Esa que guíe mi mano

 Para encontrar la manera

 Para poder decirte te amo.

 

 Vuelvo a pedirte ROCÍO

 Pastora de mis encantos

 Que les des tinta a la pluma

 Para poder escribirte este cantos

 Y que llegue a la marisma

 Volando, volando, volando

 

 Vuelvo a pedirte ESPERANZA

 Que me tiendas tu manto

 Para que vengan a mi cabeza

 Los versos que después plasmo

 Sobre las hojas vacías

 Que poco a poco voy llenando

 

 Vuelvo a pedirte DOLORES

 Que me dejes secarte el llanto

 Con los piropos hechos rosas

 De un capullo deshojado

 

 Vuelvo a pedirte VICTORIA

 Las cuentas de tu ROSARIO

 Para que se conviertan en palabras

 De la oración que te estoy rezando

 

 Vuelvo a pedirte SOLEDAD

 Que me dejes estar a tu lado

 Para aliviarte en tu AMARGURA

 Para quitarte este calvario

 Para desahogarte de tu pena

 Para adornar después tu paso

 

 Vuelvo a pedirte ANGUSTIAS

 Las lágrimas de rostro

Para hacerte con ella

 El mejor de los piropos

 

 Vuelvo a pedirte HERMOSA

 Blanca flor del CARMELO

 La esencia de tu HUMILDAD

 Del mes julio que anhelo

 

Vuelvo a pedirte VALLE

 La fragancia de tus nardos

 Que en el mes de septiembre

 Mi Valencia van perfumando

 

Y vuelvo a pedirte mi PAZ

 Azahar de naranjo temprano

 Que sea tú mis ojos

 En el pregón que hoy te canto

 

 Y a ti te pido MARIA

 Que me dejes tu el mazo

 Para poder poner tu nombre

 Y en una piedra tallarlo

 Para que nunca nadie lo olvide

 Para que nadie pueda borrarlo

 

 

     Después de encomendarme a Ella, viene el momento en el que te enfrentas a las hojas en blanco, en el que tienes que plasmas lo que quieres decir, lo que quieres transmitir a las personas que te van a escuchar. Las ideas vienen de mil maneras a tu cabeza. Además en este caso todo era más complicado ya que no  conocía vuestra Semana Santa, y por supuesto no quería hacer un pregón de sentimientos falsos.

 

     Primero pensé en hablar de la semana santa de otros tiempos de hace unos años, cuando éramos pequeños y nuestras abuelas nos cogían en sus brazos para ver la procesión que pasaba por su puerta, que abierta de par en par daba la bienvenida a Cristo y a su Madre, cuando te abrazabas a tus padres porque te daban miedo los nazarenos… que tiempo aquellos, eran tiempos donde se vivía la verdadera Semana Santa de nuestros pueblos, con sus olores y su esencia, tiempos en los que las flores de los pasos eran los jazmines, lirios, rosas, oídos… que nuestras mayores cuidaban y mimaban para regalarlas al Señor o a la Virgen. Tiempos en los que el verdadero sentido de la Semana Santa estaba por encima de todo.

 

     Quizás de esta última parte nos haga falta ahora, porque eran tiempos donde una Cruz, el mayor símbolo para el cristiano, no estorbaba en ningún sitio, porque era nuestro referente.

 

     Tiempos en los que la nueva vida que se formaba, no era un problema, y por ello no se mataba la semilla sembrada, tiempos en los que Dios y solo Dios decidía cuando alguien se iba junto a Él, quiénes somos los hombres y qué derecho tenemos para decidir por quien no puede?

 

     Pero eso eran otros tiempos, otras mentes ahora por lo visto hay que cambiar la manera de pensar. Aunque en realidad lo que tenemos que hacer es pensar, si verdaderamente estamos haciendo lo correcto.

 

     Y así poco a poco recordando viejos tiempos mi mente se llenó de unos recuerdos blancos de infancia...

 

 

 Recuerdos blancos recuerdos

 De corazones sinceros

 Y plegarias hechas al viento

 

 Recuerdos blancos recuerdos

 De fachadas encaladas

 Y de arriates de ensueño

 

 Recuerdos blancos recuerdos

 De siluetas dibujadas

 En los ojos del tiempo

 De la abuela que miraba

 A su Cristo Nazareno

 

 Recuerdos blancos recuerdos

 De túnicas recién planchadas

 De colores grana y negro

 Los colores de mi alma

 Colores que llevo dentro

 Que no habrá en el mundo persona

 Que me robe lo que siento

 

 Recuerdos blancos recuerdos

 De juegos de unos críos

Con unos pasitos pequeños

 Jugando a ser mayores

 Deseando que corra el tiempo

 Para que así pueda cumplirse

 El mayor de los sueños

 

 Recuerdos blancos recuerdos

 De largas tardes abrileñas

 Perfumadas de incienso

 Esperando impaciente

 La llegada del momento

 Para echarse a la calle

 Y ver el sufrimiento

 Del Amor de los Amores

 Del Señor del Madero

 

Recuerdos blancos recuerdos

 

 
     Y así recordando se me vino a la mente la historia de un hombre que vino a Campanario, este hombre se llamaba Jesús.

 

DOMINGO DE RAMOS

 

EVANGELIO DEL SEÑOR DEL HOSANA

     
     Amanece el domingo sobre la Serena extremeña, y a Campanario se acerca 
un hombre de unos 33 años, moreno con cabello y barbas  largas, vestía una túnica lisa con un mandolín Burdeos, era una visita muy esperada ya que se creía que Jesús era el Hijo de Dios.


     Él venía con doce amigos que le llamaban el Maestro, los cuales iban abriendo paso a la burra sobre la que iba montado, ya que tan ansiada erasu visita, que  todo el pueblo salio a recibirle.

 

     Jesús se dirigía a la zona llamada de los Mártires, detrás en la lejanía en un segundo plano venia su Madre que después de recibir la visita de su hijo en su casa de los barrancos quiso acompañarle en su visita al pueblo.

 

     Todo era un mar de halagos y vivas todos el mundo aclamaba al Señor diciendo Hosanna al Hijo de Dios, Bendito el que viene en nombre del Padre, a la vez que agitaban palmas y ramas de olivos cortando así la brisa de la mañana.

 

 

 Brisa, que te traes y te llevas

 Tú brisa de la mañana

 Que se cuela por las ramas

 Del olivo y la parra

 Impregnándonos lentamente

 Con su arrogante fragancia

 

 Brisa brisa de la mañana

 De un abril impecable

 De azahares y palmas

Que se elevan al cielo

 Para proclamar el hosanna

 Que hoy viene nuestro Señor

 A lomos de una burra blanca

 Para enseñarnos como se reza

 Para darnos toda su alma

 

 Brisa brisa de la mañana

 Que te agarras a las fachadas

 Y susurras a las espadañas

 Y te paseas por la plaza

 Para ver como cabalga

 Jesús sobre el corcel sin raza

Y año tras año vuelves

 Igual que la golondrina errante

 Para que nos echemos a la calle

 Llevando a Dios y su Madre

 

 Vamos Campanario

 Despierta ya de tu sueño

 Y ponte de nuevo el traje

 Que se impregne de la brisa

 Que se impregne del cante

 De un nuevo Hosanna

 Que como el mismo sol renace

 

 

 MARTES SANTO

 

EVANGELIO DEL SEÑOR ORANTE

 

Pasado el Domingo de Ramos, Jesús seguía predicando por el pueblo, anunciando el Reino de los Cielos, a la vez que sin saber por qué se iba rodeando de enemigos que intentaban convencer a los que le seguían, de que no eres trigo limpio, de que todo lo que decía y hacía estaba mal.

 
Cuántas veces ajusticiamos al prójimo sin saber y sin conocerlo, sin ver como es él realmente.

 

La noche del martes Jesús se fue a cenar con sus amigos, luego por la noche algo le decía que el momento cumbre se acercaba, al término del ágape Jesús se dirigió a las afueras del pueblo a una extenso olivar.

 

Una vez allí clavo sus rodillas en la tierra y con el rostro desencajado miró el cielo.

 

¡¡ MAESTRO QUE TE PASA!!


  Su frente se empapa de un sudor sangriento

 

 

 

 

 ¡¡ SEÑOR TOMA MI PAÑUELO!!

 

De pronto a lo lejos unas voces de alabarderos y un gentío se aproxima hasta el Señor.

 

¿QUÉ PASA, PERO DONDE VAIS, NO LO PRENDAIS QUE OS HA HECHO?

 

Los alabarderos prenden a Jesús.

 

Y este dice:

 

TODO EMPIEZA ES LA VOLUNTAD DEL PADRE

 

Yo quería irme con el quería estar a su lado pero era inútil no me dejaban, por más que lo intentaba no lo conseguía.

 

 

 

 Señor quiero estar a tu lado

 En la noche que se cierra

 Sobre la Serena de paz cautiva.

 

 Y quiero saber como  reza

 Sin tener ningún pecado

 Que haya salido de tu cosecha

 Sin tener tú la culpa

 De lo que mis manos hicieran

 

 Señor quiero ser yo la tierra

 Donde claves la rodilla

 Para ablandar tu sufrimiento

 Para ahogar tus lágrimas divinas

 

 Señor que quiero ser tu pañuelo

 Y empaparme con tu sangre

 Para enseñar al mundo entero

 Quien es el único Dios y verdadero

 El que pone la otra mejilla

 El que muere en el madero

 

 Señor quiero ser yo el viento

 Que mueva las bravas ramas

Del olivo del cerro

 Para llevar la paz al mundo

 Con los aromas del recuerdo

 De una madrugada de desvelo

 Con voces de alabarderos

 Retumbando en la noche

 Quebrando el sueño.

 

Albardero no cojas al maestro.

 Cógeme a mi que yo merezco

 El calvario que por mi culpa

 Va a pasar este hombre bueno

 Que llegó a la tierra

 Siendo un rey sin torno esbelto

 Porque para nombrarlo solo hay que decirle

 JESÚS EL NAZARENO

 

 

 

MIERCOLES SANTO

 

EVANGELIO DEL DIOS COMPROMETIDO

 

     Y así lo apresaron como al mayor de los criminales, como al peor de los delincuentes sin haber hecho nada en su vida que lo manchase de pecado.

 

     Sin embargo el no se resiste, no se opone…

 

PERO… ALABARDEROS, PORQUE LE PEGAIS?

 

     Y llega el primero de tres juicios, donde los enemigos de este hombre querían quitárselo del medio, por simple hecho de no pensar como ellos.

 

     En el tercer juicio el juez sin encontrar culpa en alguna que manche su dignidad, decide azotarle para que la gente al verlo sintiese pena. 

     Jesús es conducido hasta el Carmen donde en medio del lugar, hay una columna de mármol blanco, de fuste liso, la cual tenía unas argollas donde encadenaban a los presos.

 

     Una vez amarrado empezaron los latigazos, primero fueron con ramas secas, las mismas de los olivos que utilizaron el domingo para alabarlo, así fueron pasando objetos hasta llegar a los garfios que se enganchaban en la piel arrastrándola consigo.

 

     Mientras contemplando todas las escenas su Madre, la que lo había seguido desde los Barrancos estaba con Él en estos malos momentos, pero a pesar de todo traga y aguanta, se resigna y piensa que habrá madres que día a día tienen que vivir la AMARGURA de un hijo que lentamente se apaga.

 

     Cuando todo termina, y se llevan del lugar a su hijo, se quita el manto y al igual que una fiel sirvienta limpia la sangre que ha dejado su hijo, después se agarra a el y llora.

 

 

 Dime tu AMARGURA

 Como puedo ayudarte

 Y darte a ti la fuerza

 Para pode pasar el trance

 De ver a tu hijo en la columna

 Y sin piedad mil golpes darles

 

 Y dime tu Señora

 Cómo puedo yo aliviarte

 La pena que te ahoga

 Sobre tu pecho que late

 Sintiendo que te arrebatan

 A la sangre de tu sangre

 

 Dime tu Madre mía

 Como puedo acompañarte

 En esta noche abrileña

 Cuando la cera ya se apague

 Y te quedes tu sola

 Sin que nadie te ampare

 

 Dime tú mi Reina

 Si quieres que te cante

 Las coplas de mi tierra

 Que de los adentros me salen

 O quieres las blancas calas

 Que nacen en el arriate

 Airosas y esbeltas

 Como la figura de tu talle

 

 Dime tu Soberana

 Como puedo consolarte

 Porque solamente tú

 Eres la que lo sabe

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

JUEVES SANTO

 

EVANGELIO DEL SEÑOR CAMINANTE

 

Después de azotarlo lo condujeron a la plaza donde a pesar de que el juez

 

intento  salvarle viendo que la muchedumbre  persistía en su empeño de

 

matarlo. Por lo que no tubo más remedio que, después de lavarse las

 

manos, entregarlo al pueblo para que hicieran lo que quisiesen.

 

Enseguida trajeron la Cruz en la que iba a ser crucificado, con brusquedad

 

Se la pusieron en el hombro y comenzó a andar hasta el lugar de la

 

crucifixión.

 

Durante el camino detrás, en el segundo plano de siempre, su Madre, que

 

rota de DOLORES caminaba titubeante detrás intentando buscar el

 

momento para darle el último abrazo. Cuántas madres siguen el camino de

 

sus hijos, intentando superar los grandes baches con ellos.

 

María es el ejemplo a seguir, la luz que alumbra el camino de lo que todos

 

debemos hacer.

 

Jesús sigue su camino sin mirar a tras dejando las piedras al pasar, y

 

superando los obstáculos hasta llegar donde será clavado en la cruz

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Cuéntame NAZARENO

 

Que caminas con el paso firme

 

Sobre la vereda de albero

 

Quién es el culpable

 

De todo tu tormento

 

 

Cuéntame Padre Bueno

 

Si puedo yo cargar

 

Un rato tu madero

 

Y así poder aliviarte

 

Por un instante el peso

 

Que portas sobre tus hombros

 

Sin tu merecerlo

 

 

Maestro, no lleves esa Cruz

 

Déjela que yo la llevo

 

Que no hay pena más pesada

 

Ni dolor más duradero

 

Que ver a un inocente

 

Soportando tanto sufrimiento

 

 

Maestro, no lleves más la Cruz

 

No lo hagas que yo muero

 

Con cada gota de sangre

 

Que se resbala por tu cabello

 

Deslizándose lentamente

 

Hasta llegar al suelo

 

 

Maestro suelte por favor la Cruz

 

Suéltela que yo la llevo

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

VIERNES SANTO

 

EVANGELIO DEL SEÑOR EXPIANDO

 

Y Jesús fue crucificado, el final estaba cerca, su sangre corría por su cuerpo

 

al igual que un río desbordado. El cansancio y  las heridas empezaban a

 

hacer mella.

 

PADRE PERDONALOS PORQUE NO SABEN LO QUE HACEN

 

Jesús nombra las palabras mágicas para salvarnos a todos, no le importa

 

que el estar en la cruz sea por nuestra culpa el muere por nuestro pecados,

 

no por los suyos.

 

Parece mentira que después de hacer esto haya gente que hoy en día se

 

mofen de Él.

 

Pasadas tres horas exclamo

 

¡¡TODO ESTÁ CONSUMADO!!

 

Y Expió…

 

En todo este tiempo a su lado, Maria, que valientemente había soportado el

 

martirio de su hijo, quizás sea el motivo por el que la llamaron VICTORIA.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Victoria, te llaman Victoria

 

La flor de naranjo y el limonero

 

La campana de la torre

 

Y hasta la voz del abuelo

 

Porque tú has sido la única

 

Que soporto el sufrimiento

 

De ver como clavaban

 

A tu hijo en el madero

 

 

Victoria, te llaman Victoria

 

El lirio del estanque

 

Y la hoja del almendro

 

Porque tú eres brisa

 

Que renace del viento

 

Para quitarnos las penas

 

Para quitarnos el sufrimiento

 

 

Victoria, te llaman Victoria

 

Reina el universo

 

Que tu eres la Madre

 

Del único Dios verdadero

 

La que se trago la pena

 

La que se hundió en el lamento

La que llora lo dolores

 

La que abraza a su Hijo muerto

 

 

Quien se atrevió Victoria

 

Ha clavarte en el pecho

 

El puñal que te está partiendo

 

El corazón en dos mitades

 

Rompiéndote así la vida

 

Quitándote el aliento.

 

 

Pero no estés triste Victoria

 

Que yo estoy contigo

 

Aliviándote la pena

 

Apartándote este tormento

 

Que te desgarra el alma

 

Que te quita el sentimiento

 

 

Victoria que se seque tu llanto

 

Y extiende tu verde manto

 

Para arropar en el tu regazo

 

Al Señor de los Amores

 

Jesús el Amado

 

 

Y perdóname Victoria

Por las veces que te abandonado

 

Dejándote a tu sola

 

Soportar este calvario

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

EVANGELIO DE LA MUERTE

 

El cuerpo de Jesús fue bajado de la cruz, y después de cogerlo su madre,

 

los hombres que allí estaban lo condujeron al sepulcro desde la plaza hasta

 

la zona de los mártires que eran donde le habían comprado el sepulcro.

 

 

El cuerpo sin vida del Maestro quedaba depositado encima de una fría losa

 

de granito, y allí inerte, quedaba atrás todo lo que había hecho, quedaba

 

atrás todas sus enseñas, empezaba el momento de ponerlas en prácticas

 

pero el dolor todavía lo impide, quizás porque con Jesús muerto todo

 

terminaba, aunque para algunos había algo de esperanza.

 

 

Me salto y no hago poema,

 

A la losa fría de granito,

 

Ni al cuerpo sin vida,

 

Porque sería como contar una mentira,

 

Puesto que qué poema

 

Le podemos hacer a la muerte,

 

Si por ninguno de nosotros

 

Es bien recibida

 

 

Y Maria quedo sola después de enterrar al Hijo, y se fue con las mujeres de

 

vuelta a casa, solas con su penas, ellas solas se consolaban.

 

María estaba destrozada, no podía apenas andar deambulaba por las calles

 

 

intentando comprender lo que le pasaba, pero no obtenía respuesta y nadie

 

la consolaba

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Qué sola vas María

 

Deambulando por la plaza

 

Como una golondrina perdida

 

Como un cuerpo sin alma

 

 

Que sola vas Maria

 

Déjame que te lleve a casa

 

Que te alivie tu pena

 

Que te cante una nana

 

Que te duerma lentamente

 

Hasta que amanezca el alba

 

 

Que sola vas María

 

Y yo no puedo hacer nada

 

Porque por más que lo intento

 

Tu sufrimiento no pasa

 

Ni se te ahogan llantos

 

Ni se secan tus lágrimas

 

 

Que sola vas María

 

Pero rodeadas de mujeres

 

Con mantillas de gala

 

Pero te crees sola

 

Echa por favor una mirada

 

Que tú no te quedas sola

 

Que tu serás consolada

 

Por las hijas de tus hijas

 

Por el sol y la luna

 

Y la tierra que te canta

 

 

Que sola vas Maria

 

Deambulando por la plaza

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

DOMINGO DE RESURRECCIÓN

 

EVANGELIO DE LA VUELTA A LA VIDA

 

El domingo de mañana fue a rezar ante la tumba de Jesús y al legar vio que

 

estaba abierta que su cuerpo no estaba, asustada salió corriendo intentando

 

buscar ayuda, no lo podía creer, después de todo lo que había sufrido ahora

 

también le robaban lo poco que quedaba de su hijo.

 

Pero de pronto a lo lejos ve a un hombre que le recuerda a alguien ella se

 

para en seco, es el su Hijo, la profecía se había cumplido, ahora si que todo

 

estaba consumado.

 

 

Maria llena de Paz lo abraza.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Que alegre vas María

 

Quitándote el luto de la cara

 

Se te alegra la vista

 

Y te renueva el alma

 

 

Que alegra vas tu mi Paz

 

Aroma de flor temprana

 

Agua de escogida fuente

 

Latir de alegría renovada

 

 

Que alegre vas Señora

 

El domingo a despuntar el alba

 

Porque ya llego la hora

 

De salir de nuevo de casa

 

Que la profecía se ha cumplido

 

Que la muerte ya se marcha

 

Vencida en combate

 

Apaleada en la batalla

 

 

Que alegre vas tú mi Reina

 

Por eso Paz los hombres te llaman

 

Porque eres la luz de candela

 

Eres sol y brisa de sierra blanca

 

Que alegre vas Madre mía

 

El Domingo por la mañana

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La resurrección, la vuelta a la vida, la vida eterna, el premio que todo buen

 

cristiano desea tener, pero realmente creemos en la resurrección.

 

La verdad es que los tiempos que corren son tiempo de no creerse mucho

 

las cosas, pero yo os digo que triste tiene que ser la vida pensando que

 

después no hay nada.

 

Y así termina nuestra historia, con unos personajes que ya conocemos, o

 

por lo menos les sonaran.

 

Solo me queda hace runa pequeña reflexión sobre la historia de Jesús, y es

 

que cada vez que nos pase algo, cuando veamos que no hay salida, cuando

 

todo el mundo se nos eche encima, pararos un momento y pensar en lo que

 

Jesús pasó por nosotros, y aceptó sin protestar.

 

Hay veces que cualquier grano de arena lo hacemos una montaña, siempre

 

pase lo que pase hay que pensar en Él y en lo que nos quiere decir, Hay que

 

pensar en su resurrección.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Y me voy pero se quedan

 

Las letras de mis palabras

 

Donde nace la esencia

 

De la semana que hoy pregono

 

Que sin duda es de grandeza

 

 

Me voy peor aquí se quedan

 

Las frases que ahora llenan

 

Las hojas antes vacías

 

Tan blancas como la Paz

 

La Paz de Maria

 

 

Y me voy pero se quedan

 

Los párrafos de mi pregón

 

En la tarde abrileña

 

Que le susurran a la torre

 

Que le hablan a la tierra

 

Que le cuentan una historia

 

Que un forastero contó un día

 

 

Que me voy pero se quedan

 

En mi alma metida

 

La gente de este pueblo

 

Que por desgracia no conocía

 

 

Y me voy pero me llevo

 

La esencia de los Barrancos

 

A su Madre de Piedraescrita

 

La cal de los balcones

 

Y el olor de una tierra

 

Que prometo no olvidarla

 

Para el resto de mis días

 


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